JL
Brende dio las gracias a Lorelei por su ayuda, y le rogó que lo acompañara de vuelta al pueblo [Carta de Lugar -> CIUDAD]
Historia empezada en Mayo de 2005
Brende dio las gracias a Lorelei por su ayuda, y le rogó que lo acompañara de vuelta al pueblo [Carta de Lugar -> CIUDAD]
Brende descendió hasta llegar a una cripta. En el centro, en un pedestal, había un objeto especialmente brillante. Para su sorpresa, cuando Brende se acercó, el objeto empezó a hablar. [Carta de Aspecto -> ESTE OBJETO PUEDE HABLAR].
- No te acerques más, valiente joven, o podrá ser tu final.
- No tengo miedo dijo Brende.
- Deberías dijo, enigmáticamente, el objeto. En ese momento, un crujido a espaldas de Brende le hizo notar que no estaba sólo. Un animal,
con cuerpo de león y cabeza de águila se abalanzó sobre él, tratando de clavarle las zarpas y el pico en su cuello. Brende luchó con el animal
durante unos minutos, hasta que con un gesto de fuerza, consiguió que se clavase sus propias zarpas en el cuello. El animal cayó al suelo, y
desapareció.
Brende se acercó al objeto, y pudo observar que era un cetro dorado.
- Felicidades dijo el cetro -. Has superado la prueba, y si tienes el corazón puro, ahora podrás utilizarme.
Brende cogió el cetro, que resplandeció aun más. Al cogerlo, tuvo una visión de su barco hundiéndose, y concentrándose, pudo ver como los
daños causados por el ataque de las gaviotas se reparaban mágicamente, y el barco salía a flote ante los vítores de los marineros. [Carta de aspecto -> FELIZ]
- La primera prueba consiste en hallar la cámara secreta [Carta de Aspecto -> SECRETO] en la que está oculta la Fuente mediante tu ingenio.
- Bien – respondió él -. ¿Cómo puedo encontrarla?
Usbarian se sentó en una especie de trono tallado en las rocas; aun sentado, era varias veces más alto que Brende.
- Recuerda que tienes que superar tres pruebas. El tres es la clave.
- Sí, pero, ¿qué puedo hacer para encontrar la cámara?
- Matar, morir, adorar, cantar, llorar – dijo Usbarian, sonriendo enigmáticamente.
- Pero eso son cinco cosas, y me has dicho que eran tres pruebas.
No tengo inconveniente en cantar, pero difícilmente lo podré hacer si he muerto.
- Matar, morir, adorar, cantar, llorar – repitió el gigante. Viendo que no iba a sacarle nada más, Brende examinó todos los rincones de la cueva; la orilla donde algunas algas luchaban por sobrevivir, las columnas de piedra que fueron una vez estalactictas y estalagmitas. A intervalos, Usbarian repetía las mismas palabras e insistía en que el tres era la clave.
Finalmente, Brende vio la luz, se acercó al trono donde estaba sentado el gigante, y presionó uno de los dibujos que lo adornaban, concretamente el tercero. A pocos metrós, una losa se deslizó, dejando ver unas escaleras que bajaban a una zona más profunda de la cueva.
.- Ingenioso – dijo Brende -. Las terceras letras de las palabras que me estabas diciendo eran T, R, O, N y O. Fácil una vez que se sabe la clave.
Lorelei arrastró a Brendel aún más profundamente bajo el mar. Aunque continuaba sin sentir la necesidad de respirar, la presión de agua empezaba a resultarle molesta cuando finalmente salieron a la superficie. Se encontraban en una enorme cueva submarina, tan alta que Brendel no alcanzaba a ver bien el techo.
- Hola, Lorelei – dijo una voz. Brendel se giró, y vió a un hombre de unos seis metros de alto [Carta de personaje -> GIGANTE], de aspecto anciano y venerable, pero mirada dura e inquisidora.
- Hola, Usbarian – respondió Lorelei -. Te traigo a un humano; necesita usar la fuente para salvar a unos amigos.
¡Sus compañeros! Brendel se había olvidado por completo de ellos; en esos momentos, pensó, tal vez ya fuera tarde para salvarlos. El gigante habló de nuevo.
- No es tan fácil, Lorelei. Sabes que pasar usar la Fuente es necesario superar unas pruebas, y también sabes lo que les pasa a los que no las superan. Y veo por la expresión de tu amigo que no está bien informado de a qué se enfrenta.
- Haré lo que sea – dijo Brendel, saliendo del agua - . Lo que sea.
- Tu determinación es admirable – dijo el gigante -. Pero yo debo cumplir el fin para el que fui creado, y si no eres digno de usar la Fuente, tendré que destruirte. Y no serías el primero que fracasa.
Muchas gaviotas atacaban a los dormidos, pero eran tantas que algunas se lanzaron a por el pobre muchacho. Mientras se lanzaba por la borda, vio horrorizado cómo el barco empezaba a hacer agua. Las gaviotas no tenían intención de cesar el ataque, algo más que el hambre las impulsaba...
De repente, se hizo la calma. Brende se encontraba bajo el agua y, milagrosamente, no notaba la necesidad de respirar. Pensó que había muerto, pero enseguida se dio cuenta de que había alguien a su lado.
-Hola, soy Lorelei.
-Hola – balbuceó el muchacho, mirando la maravillosa cola que sustituía las piernas de la tal Lorelei – yo... soy Brendel.
-No te preocupes, este ataque nada tiene que ver con vosotros, es un ataque contra mí. Las gaviotas son mis enemigas, porque yo protejo a mis pobres pececitos de su voracidad y las ahuyento siempre que puedo. Nunca he querido hacerles daño... ayer, por accidente, con mi cola hice que una gaviota perdiera el conocimiento... cuando quise rescatarla... demasiado tarde...
-El barco... los marineros...
-No te preocupes – lo interrumpió Lorelei – yo conozco los secretos del mar, y en una sima he encontrado lo que necesitamos. [Carta de lugar -> CUEVA]
Las GAVIOTAS [carta de personaje -> PAJARO] chillaban con fuerza sobre sus cabezas, se posaban en los palos y trataban de picotear los restos de la fiesta. Brende, disfrutando del viento en su cara y del rítmico batir del mar contra el casco del barco, no se había dado cuenta de que el viento, rolando poco a poco, llevaba su nave hacia donde nadie iba jamás, fuera de las rutas y casi siempre sumido en nieblas y temporales terribles, aunque hoy le esperara con su mejor cara. La bandada sobre el barco aumentaba, y las risas de las gaviotas era cada vez mas estridentes. Repentinamente, y juntándose con los primeros truenos lejanos de una tormenta que salia de la nada, las aves comenzaron a lanzarse en picado contra los marineros dormidos en cubierta. [carta de personaje -> ENEMIGO]
... en alta mar [carta de Lugar -> En el mar]. Como de costumbre, soldados y capitanes estaban ese día al mismo nivel... al mismo nivel de ebriedad. Cuerpos rodando por cubierta al batir de las olas, los pocos que quedaban despiertos luchando por la última botella de ron... sólo Brende, el grumete que había quedado a cargo del timón, se mantenía sobrio. Brende amaba el mar , amaba navegar; era un muchacho inteligente, de mediana estatura y aspecto débil, pero firme y con fuerte voluntad a pesar de su corta edad. Enseguida convenció a sus superiores de que incluso para él era fácil mantener la embarcación controlada durante toda la noche, con la calma que se preveía. Poco a poco, mientras los demás dormían, agotados por la fiesta, anestesiados por el alcohol, el barco se fue apartando de su rumbo [Carta de lugar -> Camino]